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Hermenéutica bíblica: el contexto histórico-cultural

La Biblia tiene un mensaje que se mantiene vigente aún en nuestros tiempos y mientras existamos como humanidad, la palabra de Dios nunca pasará. Sin embargo, a la hora de comprender el significado de cada historia, enseñanza y ordenanzas, es importante considerar que la Biblia fue escrita en una época y cultura muy distinta a la nuestra.

Cada pasaje fue inspirado por Dios en un contexto histórico, social, político y cultural específico, y comprender esto nos ayudará a interpretar correctamente el mensaje.

La hermenéutica bíblica enseña que un texto no puede significar hoy lo que nunca significó en su tiempo original. Por eso, para comprender la intención del autor y el sentido original del pasaje, es necesario considerar las circunstancias en las que fue escrito.

El contexto histórico

Se refiere al periodo o época en que vivía el autor y a los acontecimientos que lo rodeaban. Incluye factores como:

  • Circunstancias políticas: si el pueblo estaba en libertad, bajo esclavitud, o exiliado.
  • Gobierno en turno: si era una ocupación extranjera, un gobierno nacional, piadoso o corrupto.
  • Situación geográfica: si estaban asentados en un territorio o en movimiento.
  • Situación militar: si vivían en periodos de guerra, conquista o paz.

Ejemplo: El exilio en Babilonia (Salmo 137)

La lectura del Salmo 137 cobra mayor sentido al conocer su trasfondo histórico:

  • Jerusalén había sido destruida por los babilonios en el 586 a.C.
  • El pueblo fue deportado, viviendo en un país extraño y bajo opresión.
  • Los cautivos eran obligados a cantar himnos de Sion como burla.

Sin este contexto, el dolor y la nostalgia expresados en el salmo se leerían solo como tristeza genérica.

El contexto cultural

El contexto cultural considera las costumbres, leyes, estructuras sociales y tradiciones de la época:

  • Relaciones sociales: la enemistad entre judíos y samaritanos.
  • Diferencias de clase: distinciones entre ricos y pobres.
  • Leyes sanitarias o rituales: la inmundicia de la mujer con flujo.
  • Normas religiosas: mandamientos específicos de la ley de Moisés.

Ejemplo: el lavado de pies (Juan 13:1-17)

En el mundo del NT, los caminos eran de tierra y la gente usaba sandalias. Al entrar a una casa, era costumbre que el siervo más humilde lavara los pies de los invitados. Cuando Jesús lavó los pies a sus discípulos, el gesto no fue un ritual que deba ser practicado hasta nuestros días, sino un acto de humildad que solo se entiende en ese contexto cultural.

Principio hermenéutico

El intérprete debe hacerse la pregunta:
¿Qué significaba este pasaje para sus primeros oyentes en su contexto histórico-cultural?
Luego, desde esa base, aplicar la enseñanza a la vida cristiana actual sin alterar el mensaje original.

Herramientas para estudiar el contexto histórico-cultural

  • Comentarios bíblicos: ofrecen explicaciones de costumbres, lugares y situaciones históricas.
  • Diccionarios y enciclopedias bíblicas: ayudan a entender palabras o prácticas antiguas.
  • Libros de historia bíblica: explican los periodos del AT y NT (Egipto, Babilonia, Roma, etc.).
  • Mapas bíblicos: permiten visualizar la geografía y los viajes misioneros.

En resumen

Considerar la situación histórico-cultural nos protege de interpretaciones anacrónicas (leer con “lentes modernos”) y nos acerca a la intención original del texto.
El mensaje de la Biblia es eterno, pero cada versículo fue escrito en un tiempo y cultura determinados.
Comprender ese trasfondo es clave para una correcta interpretación y aplicación a nuestra vida hoy.

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Hermenéutica bíblica: el contexto bíblico literario

Una definición para contexto la podemos encontrar en el diccionario de la RAE de la siguiente manera: “Entorno lingüístico del que depende el sentido de una palabra, frase o fragmento determinados”.

Si estamos leyendo un versículo bíblico, su significado siempre dependerá de su contexto. El diccionario solo nos da los posibles sentidos de una palabra. Por otro lado, leer un versículo una y otra vez no ayuda mucho si no tomamos en cuenta su entorno. Cada palabra debe interpretarse de acuerdo a la frase u oración en la que está inserta, y la frase debe examinarse a la luz del párrafo, y así hasta llegar a la Biblia misma.

Contexto inmediato o mediato

El inmediato es el que rodea al texto que estamos leyendo, en cuanto a los versículos que están antes y después. El contexto mediato es el que está fuera de ese contexto inmediato, y puede ser el libro bíblico, o bien la Biblia entera.

Ejemplo:

“Ayer fui a un banco para sentarme y descansar”

En esta frase, el significado de la palabra “banco” depende de su contexto inmediato. Al comienzo de esta podríamos confundirnos con un banco como institución de crédito, pero finalmente el texto revela que se trata de un asiento; ese es el contexto, el que revela el significado de la frase u oración completa.

Hacer este ejercicio con frases cortas es bastante fácil y hasta natural contextualizar correctamente, pero todo se complica con textos un poco más amplios, y sobre todo cuando leemos la Biblia con sus divisiones de capítulos y versículos.

Un texto fuera de contexto sirve para cualquier pretexto

Un error típico es tomar un versículo bíblico, y darle su interpretación aislándolo de su contexto inmediato. Por ejemplo:

“No juzguéis, para que no seáis juzgados.” – Mateo 7:1

Si tomamos este texto, no se podría juzgar ninguna cosa, persona o situación bajo ninguna circunstancia. Pero si continuamos con la lectura hasta el versículo 5, veremos que el contexto inmediato limita el mandamiento a una circunstancia bien específica: No debemos juzgar los pecados de otros cuando nosotros mismos también cometemos esos pecados. En este caso, lo que al Señor le desagrada no es el juzgar, sino la hipocresía.

Veamos otro caso:

“Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación.” – Santiago 3:1

El contexto inmediato de este versículo se resume en el problema de las personas que se alzan como maestros, pero que no son capaces ni de refrenar su lengua. En ningún caso Santiago dice que no debe haber personas preparadas para ser maestros de la palabra de Dios en la Iglesia.

Otro ejemplo lo podemos sacar desde uno de los tantos mandamientos del AT, en donde caeríamos fácilmente en errores de interpretación al no tomar el contexto mediato de la Biblia:

“Altar de tierra harás para mí, y sacrificarás sobre él tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus vacas; en todo lugar donde yo hiciere que esté la memoria de mi nombre, vendré a ti y te bendeciré.” – Éxodo 20:24

El contexto mediato de la Biblia deja en claro que este fue un mandamiento exclusivo para el pueblo de Israel bajo la ley de Moisés. En la doctrina del NT queda claro que Jesús realizó el único y final sacrificio por todos nuestros pecados; pero si se ignora esta verdad, puede que algún hermano que posea ovejas y vacas las ofrezca en sacrificio en estos tiempos.

Círculos de contexto

Para mayor claridad, podemos visualizar el contexto bíblico y literario de un texto mediante “círculos contextuales”, los cuales se pueden graficar de la siguiente manera:

circulos de contexto
Círculos de contexto de Rob Haskell, Hermenéutica Interpretación eficaz hoy, 2009.

Esto nos permite ubicar nuestro texto a interpretar dentro del círculo fundamental, que corresponde al análisis de las palabras. Estas palabras tendrán significado dentro de una frase, y lo anterior tendrá sentido dentro de una oración que es la unidad básica del significado, pues una oración bien escrita es una unidad de pensamiento. Pues bien, el significado de la oración se ve a la luz del párrafo y el párrafo se comprende según la sección.

Posteriormente, en los círculos superiores, tenemos los círculos de contexto bíblicos, donde un libro bíblico se entiende dentro de un conjunto literario, y este dentro de un testamento y finalmente todo lo engloba la Biblia completa.

De adentro hacia afuera, arriba y abajo

De acuerdo a lo anterior, el análisis de un texto se hace de adentro hacia fuera. En la medida que se avanza en los círculos de contexto, nos damos cuenta que para interpretar correctamente un versículo, es imprescindible ir ampliando la mirada al texto que está a su alrededor.

Lo importante es no quedarnos con el versículo, sino más bien identificar una oración, la cual en algunos casos puede ocupar más de un versículo. Teniendo la oración y el – o los versículos -, vamos leyendo lo que está más arriba y abajo del texto en cuestión, revisando el párrafo y sección literaria.

El caso del libro de los Proverbios

Solamente las frases proverbiales las podemos tomar excluyendo su contexto, como por ejemplo, Proverbios cap.10:

(1) Los proverbios de Salomón. El hijo sabio alegra al padre, Pero el hijo necio es tristeza de su madre. (2) Los tesoros de maldad no serán de provecho; Mas la justicia libra de muerte. (3) Jehová no dejará padecer hambre al justo; Mas la iniquidad lanzará a los impíos. (4) La mano negligente empobrece; Mas la mano de los diligentes enriquece.

Debemos notar también que no todo el texto del libro de Proverbios debe tratarse como frases proverbiales aisladas de contexto, como por ejemplo Proverbios cap.31:10-31, versículos que sí deben tomarse en su contexto.

En resumen

Nunca debemos interpretar un versículo bíblico como si fuera una frase independiente de su entorno, como si fuera un proverbio. Todo texto bíblico tiene sentido dentro de su contexto inmediato y mediato. Al no tomar en cuenta este principio contextual, se suele caer en contradicciones entre versículos bíblicos porque no se comprenden de manera correcta.


Recomendado: Hermenéutica Interpretación eficaz hoy, Rob Haskell, 2009

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Hermenéutica bíblica: de lo explícito a lo implícito, de lo claro a lo oscuro

En la Biblia podemos encontrar pasajes que son fáciles de comprender y otros difíciles. Un error sería empezar a darle forma a una doctrina a partir de textos de difícil comprensión, sin tomar en cuenta lo más claro y explícito de las Escrituras.

Es este tema el que vamos a desarrollar a continuación: Nuestras segunda regla de hermenéutica bíblica para interpretar teniendo en cuenta un orden correcto: desde los pasajes explícitos y claros en primer lugar, para después llegar a los más complicados, implícitos y/ oscuros.

Lo explícito: lo claro y directo en la Biblia

Una enseñanza explícita es aquella que se presenta de forma clara y textual, sin dejar lugar a dudas sobre su significado. Su objetivo es transmitir un principio, hecho o argumento de manera comprensible para cualquier lector.

La Palabra de Dios fue revelada en un lenguaje humano, claro e inteligible, con el propósito de que todos puedan comprenderla y aplicarla. Como dice la Escritura:

“Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos… muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas” (Deuteronomio 30:11-14).

Ejemplos de enseñanzas explícitas

  • Elías y Eliseo (2 Reyes 2):
    • El arrebatamiento de Elías al cielo (v.11).
    • La sucesión de Eliseo en el ministerio (v.14).
    • La confirmación del ministerio de Eliseo por medio de milagros (v.15).
  • La muerte de Lázaro (Juan 11):
    • Jesús aclara explícitamente a sus discípulos: “Lázaro ha muerto” (v.14).
  • La conversión de Pablo (Hechos 9):
    • Saulo perseguía a los creyentes (v.2).
    • Cristo glorificado se le aparece y transforma su vida (v.3-5).
    • Jesús declara su llamado: llevar su nombre a gentiles, reyes e Israel (v.15).

Lo implícito: lo que se deduce en la Biblia

Una enseñanza implícita no se expresa de manera literal, sino que se deduce por inferencia lógica a partir del contexto, la relación con otros textos y el mensaje global de la Biblia.

Ejemplos de enseñanzas implícitas

  • Elías y Eliseo (2 Reyes 2):
    • Elías fue llevado al cielo sin morir como los demás hombres.
    • Eliseo recibió la doble porción del espíritu de Elías.
  • La resurrección de Lázaro (Juan 11):
    • Jesús demuestra su deidad mediante su omnisciencia.
    • Dios tenía un propósito mayor al permitir la muerte de Lázaro.
    • El cuerpo de Lázaro ya estaba en descomposición, confirmando el milagro.
  • La conversión de Pablo (Hechos 9):
    • Dios llama y usa a quien quiere, como Señor soberano.
    • La luz que cegó a Pablo representa la gloria de Cristo.
    • Los cristianos temían a Saulo por su fama de perseguidor.

Principios prácticos para aplicar esta regla

  1. Lo implícito siempre debe estar subordinado a lo explícito.
  2. Lo implícito jamás contradirá un principio explícito en el mismo pasaje.
  3. Ninguna inferencia implícita puede oponerse a un texto explícito en otro lugar de la Biblia.
  4. No se debe construir doctrina sobre un pasaje oscuro o aislado, a menos que esté respaldado por enseñanzas explícitas claras.

Desde lo claro hacia lo oscuro

La Biblia es clara respecto a la santidad de la vida, el matrimonio, la oración, el amor al prójimo, la resurrección y la vida eterna, etc. Pero con el avance del ser humano, lógicamente surgen temas que son propios de nuestro tiempo y que no es posible encontrarlos claramente en la Biblia. Entre estos temas encontramos la donación de órganos, anticonceptivos, aborto, eutanasia y la clonación.

¿Podemos abordar estos temas? Sí, lo haremos de manera implícita a partir de principios eternos que son claros y explícitos.

Ejemplo: el aborto

  • Explícito: “No matarás” (Éxodo 20:13).
  • Implícito: La vida es un regalo sagrado de Dios y comienza desde la concepción. En la Biblia no encontraremos de manera explícita “no abortarás”, pero sí encontraremos que el ser humano en el vientre es reconocido como una persona a la cual Dios ya conoce y santifica antes de nacer (Jeremías 1:5).

Conclusión

  • Lo explícito: lo que la Biblia enseña clara y directamente.
  • Lo implícito: lo que se deduce del contexto y principios generales.
  • La regla: siempre debemos ir de lo explícito a lo implícito, de lo claro a lo oscuro.

De esta forma, toda doctrina difícil se aclara cuando se estudia a la luz de aquellas enseñanzas claras, establecidas y con fundamento bíblico sólido.

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Hermenéutica bíblica: La Biblia es su propio intérprete

Esta es una regla fundamental de la hermenéutica bíblica, que quiere decir que la Biblia se explica a sí misma.

Supongamos que le escribes una carta a un amigo. Ese amigo la recibe, pero al mismo tiempo recibe otra carta de alguien que intenta explicar “el verdadero sentido” de tu carta, distorsionando tu mensaje original. Esto mismo ocurre y ha ocurrido con la Biblia al ignorar este principio fundamental.

Los distintos libros, folletos o tratados teológicos que podemos encontrar jamás nos debieran explicar el “verdadero sentido” de la Biblia. Estos sólo nos servirán para darnos datos complementarios, útiles para el estudio bíblico, como por ejemplo referencias históricas y culturales de aquella época, exhortaciones para una vida cristiana, definición de palabras, etc.

La Biblia es suficientemente completa para que todo creyente logre ser completo y maduro en la fe; a la Biblia no le falta nada para prepararnos para toda buena obra.

“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” – 2 Timoteo 3:16-17

Existe una advertencia contra otros mensajes o mensajeros que pretenden cambiar el mensaje bíblico: a los tales no debemos prestar atención, son anatemas.

“Mas si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.” – Gálatas 1:8

La relación interpretativa entre el Antiguo y Nuevo testamento

En primera instancia, podemos descubrir que la Biblia se explica a sí misma cuando el Antiguo Testamento explica cosas que aparecen en el Nuevo Testamento y viceversa. Por ejemplo, tenemos el caso de “la serpiente en el desierto”, una referencia que hace Jesús en el NT y que nos parece algo desconocido (Juan 3:14), pero encontramos su explicación histórica en el AT (Números 21:4-9).

El Nuevo Testamento está escondido en el Antiguo, mientras que el Antiguo se hace manifiesto en el Nuevo” – Agustín de Hipona

Otro ejemplo lo encontramos en 1 Corintios 5:7 cuando el apóstol Pablo menciona que nuestra pascua es Cristo. ¿Por qué Cristo es nuestra pascua? ¿Qué es la pascua? La respuesta la encontramos en el AT, en Éxodo capítulo12. En ese texto Dios instituye la “Pascua de Jehová”, donde un cordero es sacrificado derramando su sangre para proteger al pueblo de Dios de la mortandad que cayó sobre Egipto. Y cuando leemos este relato bíblico, en el NT encontramos que este cordero pascual representa a Cristo y su sacrificio en la cruz para salvarnos.

Sola scriptura, cosmovisión y tradiciones en la iglesia evangélica

La “sola scriptura” es una expresión latina que significa “por la sola escritura”, y es una doctrina fundamental de toda iglesia cristiana evangélica que fue alzada durante los tiempos de la Reforma Protestante, y se trata básicamente de que la Biblia es la única fuente de autoridad para la fe y la práctica del cristiano y que la Biblia es completa y suficiente para que las personas alcancen la salvación de Cristo.

Si la Biblia es la única palabra inspirada de Dios, no se pueden poner a su nivel de autoridad otros documentos no inspirados, como la tradición o el magisterio de la Iglesia Católica.

Muchas veces criticamos al catolicismo romano por dar ordenanzas que se basan en la tradición por sobre lo que pueda decir la Biblia (como por ejemplo, el culto mariano), pero ¿Qué tal nosotros? Como ya lo vimos anteriormente, las tradiciones en si no son malas, pero pasan a ser malas cuando contradicen la Biblia o le damos un grado de autoridad divino, como que fueran dadas directamente por Dios y por lo tanto, condenamos a todos los que no siguen esas tradiciones.

Cuando estamos frente a una pregunta doctrinal, como por ejemplo sobre Trinidad, Unicidad, Bautismo, Arrebatamiento, etc., y la respuesta es “nuestra iglesia siempre lo ha enseñado así”, le estamos dando poder y autoridad a la tradición de nuestra iglesia por sobre la Escritura. Aún en los debates sobre cosas menores, como vestimenta, prácticas litúrgicas, etc., si las cosas se hacen “porque siempre se han hecho así”, se le está dando mayor autoridad a la tradición.

Entonces, cabe hacernos la pregunta ¿Es verdaderamente mi única regla inspirada de fe la Biblia? ¿O lo es también la tradición de mi iglesia o corporación?

Otras fuentes de autoridad para otras religiones

Aparte del catolicismo, otras religiones se han desviado para elevar otros escritos al mismo nivel de autoridad que la Biblia, entre los que están:

Los Testigos de Jehová

El fundador de la secta, Carlos Russell escribió durante los años 1886 y 1904 los seis volúmenes de los “Estudios de las Escrituras”. En ellos se plantea lo siguiente:

“Los seis tomos de Estudios de las Escrituras constituyen prácticamente la Biblia arreglada conforme a temas… No se puede ver el plan divino estudiando la Biblia por sí sola. Encontramos que si alguien pone a un lado los Estudios, aun después de familiarizarse con ellos… y se dirige a la Biblia sola, dentro de dos años vuelve a las tinieblas. Al contrario, si lee los Estudios de las Escrituras con sus citas y no ha leído ni una página de la Biblia como tal, estará en la luz al término de dos años” 1

Los mormones

Para los mormones, “El Libro de Mormón” es una escritura inspirada divinamente, la cual fue revelada al creador de la secta, José Smith. Este libro se usa acompañado de la Biblia, y de oros dos tomos sagrados: “Las doctrinas y convenios” y “La perla de gran precio”, que contienen revelaciones de su fundador y sucesores.

En resumen

  • No debemos añadir nuevas doctrinas a la Biblia, pues la doctrina bíblica ya está completa.
  • No debemos elevar las tradiciones al mismo nivel de autoridad que la misma Escritura.
  • No debemos darle la misma autoridad que las Escrituras a escritos que pretenden explicar la Biblia o a quienes tienen una nueva revelación doctrinal.


  1. Watchtower, 15 de noviembre de 1910, citado por Pablo Hoff, Otros evangelios, p.41 ↩︎

Dunamis, poder y dinamita

¡Estoy muy de acuerdo con la frase en cuanto a que el evangelio es como dinamita para hacer pedazos todos los muros y cadenas de opresión del diablo! Algo así como una verdadera arma de destrucción masiva para el imperio del mal.

Pero el error está cuando se interpreta esta frase etimológicamente en la biblia, es decir, cuando estudiamos el origen de la palabra “poder” en el texto bíblico que aparece en el primer capítulo del libro de Romanos, versículo 16, el cual dice así:

“Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.” (Romanos 1:16) 

La palabra “poder” se traduce del griego “dumanis”, la cual dio origen a la palabra “dinamita”, razón por la cual muchos predicadores concluyen que el evangelio es dinamita, y de esa forma lo predican, con este argumento.

La verdad, suena muy bien eso de predicar el evangelio como una dinamita, le da un toque atractivo, poderoso y a la vez expansivo; cualidades que cualquiera quisiera tener para sus ministerios, sobre todo cuando trabajamos con jóvenes. Por ello es natural entusiasmarse y hacer rápidamente esta asociación.

Pero debemos ser sinceros y correctos en la interpretación bíblica, y la verdad es que la dinamita como explosivo se inventó recién en el siglo XIX y resulta que el texto bíblico es del siglo I… naturalmente el apóstol Pablo no estaba pensando en la dinamita, pues todavía no existía, y por lo tanto nosotros tampoco deberíamos hacerlo. También debemos considerar que los cristianos durante dieciocho siglos jamás supieron nada de la dinamita, por lo tanto nunca predicaron que “¡el evangelio es dinamita!” ni tampoco lo aplicaron como eslogans en sus ministerios evangelísticos.

Interpretar este texto bíblico dándole el sentido de que el evangelio es dinamita es lo que se llama un “anacronismo”, es decir, algo que no se corresponde con la época a la que se hace referencia. Otro ejemplo de anacronismo semántico sería tomar la palabra “carro” de Hechos 8:38 (cuando Felipe descendió junto al eunuco y le bautizó), tomando la frase “y mandó parar el carro” y predicando que Felipe y el eunuco andaban en un automóvil deportivo cero kilómetros, porque un carro para muchos países americanos en nuestros tiempos es un automóvil.

De este modo, si las cosas fuesen así, entonces para Pablo el evangelio sería dinamita de la misma manera que para Felipe el carro sería un automóvil. Evidentemente esto no corresponde a la realidad bíblica.

Por lo tanto, la dinamita no es lo más adecuado para asociarlo al evangelio, sino que debemos apegarnos al sentido original del texto, y esto es ni más ni menos que ¡poder de Dios!

¿Y qué importancia puede tener todo esto? A la verdad, no importa mucho si alguien interpreta la palabra “poder” como dinamita, porque en cierto sentido es real, así que ¿qué más da? Bueno, la importancia de todo esto radica en que aprendamos a no caer en ningún error de interpretación bíblica, sobre todo con cosas de mayor peso doctrinal. El caso de “dunamis” es sólo un ejemplo, quizá pudiera ser “la punta del iceberg”, pues de seguro hay errores de interpretación con cosas que sí son de mucha importancia, y por ello debemos estar atentos al cómo aplicamos la Biblia cuando predicamos o definimos una doctrina.

Dios te bendiga