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7 Reglas de Hermenéutica para interpretar la Biblia

La hermenéutica bíblica es el arte y ciencia para interpretar correctamente la Biblia. Sin principios claros, corremos el riesgo de caer en interpretaciones erradas que pueden distorsionar el mensaje original de la Escritura.

A continuación, veremos 7 reglas fundamentales que nos ayudarán a comprender mejor la Palabra de Dios.

1. La Biblia se interpreta a sí misma

Un principio fundamental de la hermenéutica es reconocer que la Biblia es su propio intérprete.
Cuando un pasaje no está claro, debemos analizarlo con otros textos que hablen del mismo tema. La unidad de las Escrituras garantiza que la Palabra de Dios no se contradice.

Para más detalles, ve al siguiente enlace: Hermenéutica bíblica: La Biblia es su propio intérprete.

2. Ir de lo explícito a lo implícito, de lo claro a lo oscuro

Las enseñanzas más claras deben iluminar las que parecen más complejas.
Un error común es construir doctrinas basadas en pasajes aislados o difíciles, sin considerar los textos más evidentes.

Para más detalles, ve al siguiente enlace: Hermenéutica bíblica: de lo explícito a lo implícito, de lo claro a lo oscuro.

3. Considerar el contexto bíblico literario

Cada versículo se encuentra en un contexto bíblico y literario.
Un texto fuera de contexto puede llevar a conclusiones equivocadas. Por eso es necesario leer lo que viene antes y después del pasaje para entender su sentido completo.

Para más detalles, ve al siguiente enlace: Hermenéutica bíblica: el contexto bíblico literario.

4. Considerar la situación histórico-cultural

La Biblia fue escrita en tiempos, culturas y lenguas diferentes a las nuestras.
Conocer las costumbres, la geografía, y el trasfondo histórico ayuda a comprender mejor el mensaje original.

Para más detalles, ve al siguiente enlace: Hermenéutica bíblica: el contexto histórico-cultural.

5. Analizar el significado de las palabras

El sentido de una palabra puede variar según su uso en la época y en el pasaje específico.
Por ejemplo, el término “fe” o “temor” no siempre tienen el mismo significado en toda la Escritura.

Para más detalles, ve al siguiente enlace: Hermenéutica bíblica: el significado de las palabras.

6. Reconocer los géneros literarios de la Biblia

La Biblia contiene diversos géneros: narración, poesía, profecía, cartas, apocalíptico, entre otros.
Cada uno debe interpretarse respetando sus características.
No es lo mismo leer un salmo poético que una carta doctrinal de Pablo.

7. La coherencia de la fe

Finalmente, toda interpretación debe estar en armonía con la fe cristiana y con la revelación completa de la Palabra de Dios. Un principio aislado nunca puede contradecir el mensaje global del evangelio.

Conclusión

La hermenéutica bíblica no es solo una actividad reservada para teólogos: es una herramienta que nos ayuda a escuchar a Dios de manera fiel y responsable.
Al aplicar estos principios, evitamos errores de interpretación y permanecemos en la verdad revelada en la Escritura.

En las siguientes entregas iremos profundizando en cada uno de estos principios, de modo que podamos hacer el ejercicio práctico en nuestra lectura diaria y acercarnos cada vez más a una correcta interpretación de la Biblia.

Dunamis, poder y dinamita

¡Estoy muy de acuerdo con la frase en cuanto a que el evangelio es como dinamita para hacer pedazos todos los muros y cadenas de opresión del diablo! Algo así como una verdadera arma de destrucción masiva para el imperio del mal.

Pero el error está cuando se interpreta esta frase etimológicamente en la biblia, es decir, cuando estudiamos el origen de la palabra “poder” en el texto bíblico que aparece en el primer capítulo del libro de Romanos, versículo 16, el cual dice así:

“Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.” (Romanos 1:16) 

La palabra “poder” se traduce del griego “dumanis”, la cual dio origen a la palabra “dinamita”, razón por la cual muchos predicadores concluyen que el evangelio es dinamita, y de esa forma lo predican, con este argumento.

La verdad, suena muy bien eso de predicar el evangelio como una dinamita, le da un toque atractivo, poderoso y a la vez expansivo; cualidades que cualquiera quisiera tener para sus ministerios, sobre todo cuando trabajamos con jóvenes. Por ello es natural entusiasmarse y hacer rápidamente esta asociación.

Pero debemos ser sinceros y correctos en la interpretación bíblica, y la verdad es que la dinamita como explosivo se inventó recién en el siglo XIX y resulta que el texto bíblico es del siglo I… naturalmente el apóstol Pablo no estaba pensando en la dinamita, pues todavía no existía, y por lo tanto nosotros tampoco deberíamos hacerlo. También debemos considerar que los cristianos durante dieciocho siglos jamás supieron nada de la dinamita, por lo tanto nunca predicaron que “¡el evangelio es dinamita!” ni tampoco lo aplicaron como eslogans en sus ministerios evangelísticos.

Interpretar este texto bíblico dándole el sentido de que el evangelio es dinamita es lo que se llama un “anacronismo”, es decir, algo que no se corresponde con la época a la que se hace referencia. Otro ejemplo de anacronismo semántico sería tomar la palabra “carro” de Hechos 8:38 (cuando Felipe descendió junto al eunuco y le bautizó), tomando la frase “y mandó parar el carro” y predicando que Felipe y el eunuco andaban en un automóvil deportivo cero kilómetros, porque un carro para muchos países americanos en nuestros tiempos es un automóvil.

De este modo, si las cosas fuesen así, entonces para Pablo el evangelio sería dinamita de la misma manera que para Felipe el carro sería un automóvil. Evidentemente esto no corresponde a la realidad bíblica.

Por lo tanto, la dinamita no es lo más adecuado para asociarlo al evangelio, sino que debemos apegarnos al sentido original del texto, y esto es ni más ni menos que ¡poder de Dios!

¿Y qué importancia puede tener todo esto? A la verdad, no importa mucho si alguien interpreta la palabra “poder” como dinamita, porque en cierto sentido es real, así que ¿qué más da? Bueno, la importancia de todo esto radica en que aprendamos a no caer en ningún error de interpretación bíblica, sobre todo con cosas de mayor peso doctrinal. El caso de “dunamis” es sólo un ejemplo, quizá pudiera ser “la punta del iceberg”, pues de seguro hay errores de interpretación con cosas que sí son de mucha importancia, y por ello debemos estar atentos al cómo aplicamos la Biblia cuando predicamos o definimos una doctrina.

Dios te bendiga