Hermenéutica bíblica: el significado de las palabras
Es evidente la importancia de comprender el correcto significado de las palabras que se usan en todo mensaje escrito. Sin embargo no siempre somos conscientes para detenernos a examinar las palabras que nos resultan extrañas al leer nuestras biblias, llegando a asumir significados muchas veces por intuición.
Las palabras que leemos hoy en nuestras Biblias no son exactamente las que se usaron en los manuscritos originales. Para comprender el mensaje divino, es fundamental estudiar con atención el significado de las palabras, y este será el tema que revisaremos hoy en nuestra serie de hermenéutica bíblica.
1. Palabras comunes para un mensaje divino
La Biblia no fue escrita en un lenguaje celestial, sino en el idioma humano cotidiano de la época y cultura de sus escritores: hebreo, arameo y griego común (koiné), usando palabras comunes y corrientes. Por lo tanto, a estas palabras se les debe dar el significado de acuerdo al uso común de nuestro lenguaje humano.
Dios usó palabras normales para comunicar ideas divinas, y dependerá de los idiomas en que se traduzca su capacidad para transmitir las ideas en profundidad, lo que no siempre se consigue.
Por ejemplo, la palabra “amor”:
- En griego existen varias palabras para “amor”: eros (pasión), phileo (amistad), storge (afecto familiar) y agape (amor incondicional).
- En español todo se traduce como “amor”, pero el matiz original enriquece enormemente la enseñanza.
2. Palabras desconocidas o en desuso
En las versiones de la Biblia que ya tienen varios años (por ejemplo en la popular Reina Valera 1960), abundan las palabras que en nuestros tiempos ya no se usan cotidianamente, y por lo tanto muchas veces se desconoce su significado. Tales son los casos como “concupiscencia”, “arras”, “ágape”, etc..
- Es un error pasar por alto estas palabras y “adivinar” su significado.
- Lo correcto es revisar un diccionario común y, de ser posible, un diccionario bíblico de hebreo, arameo o griego.

Para el estudio de las palabas bíblicas, te recomiendo estas dos importantes herramientas:
- Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y Nuevo Testamento exhaustivo de Vine, de W. E. Vine. Acá los enlaces en Amazon y Buscalibre.
- Nueva Concordancia Strong Exhaustiva, de James Strong. Acá los enlaces en Amazon y Buscalibre.
3. El contexto define el sentido
Los diccionarios son una gran herramienta, pero debemos tener especial cuidado al darle sentido a las palabras que estemos investigando. Una palabra puede tener varios significados en el diccionario, pero solo el contexto decide cuál es correcto.
Ejemplo: la palabra hebrea yaré (traducida como “temor”):
- Puede significar miedo real (Génesis 32:11).
- O puede significar reverencia y respeto (Génesis 22:12; Proverbios 1:7).
En 1 Samuel 7:7, cuando Israel temió a los filisteos, es claro que el sentido es miedo, no reverencia. El error surge cuando alguien mezcla definiciones y concluye, equivocadamente, que Israel “reverenció” a los filisteos.
4. Las palabras en el tiempo
Las palabras quieren decir lo que quieren decir ahora, no lo que querían decir en el pasado. El significado de una palabra está vinculado al tiempo y al lugar en que se usa.
Debemos tener cuidado con el uso de las etimologías, que si bien son muy útiles, hay que tener la precaución de no caer en anacronismos con las definiciones de palabras, es decir, dándoles a las palabras un significado que en este tiempo tienen un significado que no fue el mismo que cuando se escribieron.
Ejemplo: la palabra griega dunamis traducida como “poder”:
- En español tenemos la palabra “dinamita”, derivada de dunamis.
- Algunos predicadores han dicho que “el evangelio es dinamita de Dios” (Romanos 1:16).
Pero esto es un error: en tiempos de Pablo no existía la dinamita, inventada siglos después. Pablo solo quiso decir “poder”. Darle un sentido de dinamita a dunamis es un anacronismo, algo fuera de tiempo.
Otro ejemplo sería si uno de nuestros antepasados tuvo un “accidente de carro” hace 200 años, esto no quiere decir que él tenía un automóvil moderno. La palabra “carro” significó algo distinto para él respecto a lo que nosotros entendemos en nuestros tiempos.
5. Las palabras y las versiones bíblicas
Siempre será bueno comparar entre distintas versiones bíblicas el uso de palabras para tener un panorama más amplio.
Ejemplo: La palabra “expiar” en Hebreos 2:17, versión Reina Valera 1960. Esta palabra viene del griego “jilaskomai”, que además de traducirse como “expiar”, se traduce como:
- “Hacer propiciación” (Biblia de las Américas)
- “Obtener el perdón de los pecados” (Dios Habla Hoy)
En estos casos específicos el tema no se trata de “cuál versión es la más fidedigna”, sino cuál es la más adecuada. La Biblia de las Américas traduce “propiciación”, un término bastante técnico y apegado a la definición del griego, pero difícil de comprender. La Reina Valera opta por “expiar” que es un poco más conocida, y la Biblia Dios Habla Hoy, con todos sus defectos, en este caso nos podría ayudar a llegar con el mensaje a personas que no tengan mucha educación, pues reemplaza la palabra “expiar” o “propiciación” por una explicación sobre lo que se trata jilaskomai: “obtener el perdón de los pecados”.
Conclusión
Las palabras no son detalles menores, pues:
- Pueden tener varios significados.
- Cambian con el tiempo.
- Adquieren fuerza solo en su contexto.
- Al predicar textos con palabras complejas, según el público al que nos dirigimos, una versión de la Biblia puede ser más útil que otra.
Estudiarlas con atención nos libra de errores y nos acerca al verdadero mensaje bíblico.
Deja una respuesta