no juzgueis

No juzguéis para que no seáis juzgados

Hay cristianos que dicen que debemos juzgar y otros que no. A menudo he oído que no debemos juzgar a nadie en el sentido de que no debemos reprender o denunciar a ninguna persona que esté haciendo las cosas mal, sino que debemos solamente “orar” y esperar el juicio final para que Dios se encargue. Una actitud que puede considerarse escapista pues el mal no es erradicado, pero vamos, ¡Jesús dijo que “no hay que juzgar!”

Quienes piensan de este modo citan Mateo 7:1 que dice “No juzguéis, para que no seáis juzgados”, o también Romanos 14:13. Sin embargo, en la Biblia encontramos otros textos que señalan que sí debemos juzgar (Juan 7:24; 1 Cor.2:15), ¿Contradicción? Claro que no, pues todos los textos se enmarcan en su respectivo contexto y se refieren a situaciones distintas.

1.- Primero que todo, ¿Qué es juzgar?

Según el diccionario de la RAE, “juzgar” se puede definir como:

  1. Dicho de la persona que tiene autoridad para ello: Deliberar acerca de la culpabilidad de alguien, o de la razón que le asiste en un asunto, y sentenciar lo procedente.
  2. Formar opinión sobre algo o alguien.

En el primer caso, el juzgamiento se aplica a la figura de un juez, el cual tiene autoridad para deliberar sobre la situación de un inculpado y puede dictar una condena. En la Biblia, hay un sólo juez que define la sentencia de los hombres para la eternidad, y ese es Dios. Nosotros en ningún caso podemos juzgar a una persona para determinar una sentencia sobre su destino eterno, es decir, nosotros no estamos facultados para “enviar al infierno” no “enviar al cielo” a nadie. Esto respecto al juicio eterno, pero hay otras situaciones en las que sí estamos facultados como Iglesia para sentenciar o condenar falsas doctrinas, malas prácticas, e incluso personas en caso de expulsión.

En el segundo caso tenemos algo más cotidiano que se refiere al uso de nuestra opinión respecto a alguna persona o cosa. Por ejemplo, cuando decimos “Este hombre es de confianza”, estamos haciendo un juicio de opinión positivo respecto una persona. La Biblia no prohíbe esta práctica, de hecho, es necesario hacerlo para detectar a los lobos rapaces y falsos maestros (Mateo 7:15-16; 2Cor.11:13; 2Pedro 2:1; Apocalipsis 2:2). Así y todo, no es llegar y juzgar a la ligera, sino que hay que hacerlo con justo juicio (Juan 7:24).

2.- ¿Se puede juzgar según la Biblia?

Si nos vamos a las Escrituras, encontraremos evidencia suficiente como para determinar que el juzgamiento no es un pecado, sino que es algo que llega a ser incluso necesario para la Iglesia. Para comenzar, veremos algunos versículos bíblicos que algunos han interpretado como pruebas en contra de esta práctica:

2.1. No juzguéis, para que no seáis juzgados (Mateo 7:1, Lucas 6:37)

Si leemos todo el capítulo 7 de Mateo, nos daremos cuenta de que el texto no se refiere a no juzgar nunca nada, sino que enseña que no debemos juzgar cuando estemos con el mismo pecado. Esto queda claro al leer los versículos 3 al 5, en donde se ilustra esta enseñanza con el ejemplo de “la paja en el ojo ajeno” pues el que tiene una viga en su propio ojo no debe juzgar a su hermano que tiene una paja en el suyo. En resumen, este texto nos enseña que no debemos juzgar a otros en caso de que seamos culpables del mismo pecado, es decir, con un juicio hipócrita.

2.2. No nos juzguemos más los unos a los otros (Romanos 14:13)

El texto no señala que no debemos juzgarnos por cualquier motivo, sino específicamente en el caso de encontrarnos con situaciones de no mucha importancia que van ligadas a la cultura de cada cual o de opiniones personales sobre temas bíblicos no fundamentales. Por ejemplo, se menciona el caso de las comidas, días sagrados, etc., los cuales están sujetos a la conciencia de cada uno de los creyentes, y que por ello ninguno tiene el derecho de juzgar a otro hermano porque no come lo que él cree que se debe comer, o porque no consagra los mismos días que él consagra.

“Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano.” (Romanos 14:13)

En este tipo de cosas existe libertad de criterio, y por ello no hay juicio que valga para reprender a nadie, sino que la Biblia nos manda a “no contender sobre opiniones” (vers. 1). En ningún caso el texto prohíbe juzgar asuntos de mayor trascendencia.

2.3. ¿Quién eres para que juzgues a otro? (Santiago 4:11-12)

Para condenar a cualquiera que se atreva a juzgar a otro, se recurre también a este texto que encontramos en Santiago:

“Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez. Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro?” (Santiago 4:11-12)

Si hemos leído bien ambos versículos, nos daremos cuenta que el centro del mensaje se refiere al tema de la murmuración. Cuando alguno murmura de su hermano y lo juzga a sus espaldas, está siendo injusto, y no hace otra cosa que sembrar la duda sobre la reputación de su hermano, sin darle a este la posibilidad de defenderse. En este contexto, si juzgamos a otros a espaldas de ellos mismos, y murmuramos, nuestro juicio es injusto.

3.- El problema del juzgamiento

El tema del juicio influye en la Iglesia, se practique o no se practique, lo crean lícito o ilícito. Veamos por qué:

3.1. El juicio entendido como pecado (no se practica)

Cuando la Iglesia llega a la conclusión de que no hay que juzgar, se queda sin mecanismos para implementar disciplina entre sus miembros, ni defensas contra lobos rapaces que se infiltren en medio del rebaño, pues si no hay juicio, tampoco hay reprensión ni corrección. La congregación que no aplica discernimiento ni juicio va en camino a la apostasía y a su destrucción.

Veamos un ejemplo recurrente ¿Qué pasa cuando el pastor de una iglesia pierde la orientación espiritual y cae en apostasía? ¿Qué pasa si le enseña a apostatar a todo su pueblo? ¿Qué pasa cuando le entra la avaricia y empieza a estafar a los miembros de su iglesia? Casos hay muchos, y lamentablemente son pocos los que se atreven a dirigirle la palabra a ese líder con tal que corrija su camino. Entonces, ante casos como estos ¿Es necesario discernir si está bien o mal (juzgar) lo que hacen los líderes de este tipo de iglesias? Y si juzgamos que la cosa va mal ¿Es necesario reprender con mansedumbre al que está guiando a todos por un camino incorrecto? Y una última pregunta ¿Qué ocurre si nadie juzga?

3.2. El juicio entendido como lícito y necesario (sí se practica)

Si nos vamos al otro extremo, podemos ver que hay casos en los cuales se hace un uso desmedido y abusivo de esta facultad haciendo juicios injustos a la ligera (sin pruebas concretas) por medio de la murmuración. Realmente llega a ser impresionante la facilidad que tienen algunos para difamar a sus hermanos en la fe, y lo peor es que muchas veces lo que dicen no tiene ninguna prueba fidedigna. La única “prueba” que se suele manejar no es otra cosa que “me lo dijo tal persona, la cual lo supo de otro al cual también le contaron…”.

Otro mal uso del juicio es cuando algunos se obsesionan tanto con el tema, que hacen del juicio su estilo de vida, llegando a preocuparse hasta del más mínimo detalle con tal de denunciar “apostasías” donde en realidad no las hay. Viven mirando a los otros, pero no así a ellos mismos. Unos verdaderos fariseos modernos. Esto también es injusto y un problema que debe ser corregido. Este problema se da con frecuencia en iglesias de estilo conservador y legalista.

4.- Ejemplos bíblicos de juzgamiento

Ejemplos bíblicos que avalan la práctica del juicio (justo juicio) hay muchos, pero mencionaremos sólo dos:

4.1. Pablo condena el actuar de Pedro públicamente

“Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar. Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión. Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos. Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar?” (Gálatas 2:11-14)

En este pasaje bíblico, el apóstol Pablo discierne el incorrecto actuar del apóstol Pedro (sí, Pedro), y juzgó tal hecho como digno de reprobación y hasta “de condenar”. Es así como vemos a Pablo reprendiendo duramente a Pedro en público, y eso que Pedro era uno de los grandes líderes de la Iglesia. ¿Cómo se tomaría una escena como esta en estos tiempos? Sin duda más de alguno diría que Pablo no tuvo amor, que fue muy juzgón, etc. Lo cierto es que su comportamiento fue el correcto, ya que todos los presentes también fueron corregidos de lo que el mismo Pedro les estaba incitando con su falta. Pregunta ¿Qué hubiese ocurrido con Pedro y todos los que con él estaban si Pablo no condenaba la situación?


4.2. Natán reprende al rey David

“Entonces dijo Natán a David: Tú eres aquel hombre. Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: Yo te ungí por rey sobre Israel, y te libré de la mano de Saúl, y te di la casa de tu señor, y las mujeres de tu señor en tu seno; además te di la casa de Israel y de Judá; y si esto fuera poco, te habría añadido mucho más. ¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de sus ojos? A Urías heteo heriste a espada, y tomaste por mujer a su mujer, y a él lo mataste con la espada de los hijos de Amón.” (2 Samuel 12:7-9)

Acá vemos un ejemplo del Antiguo Testamento en donde el mismísimo rey de Israel, el ungido de Dios, el gran David es reprendido por un siervo de Dios llamado Natán. En estos tiempos cuando un siervo de Dios se atreve a reprender a un líder de la iglesia al tal se le acusa de “irse contra el ungido”. Pues bien, acá vemos que Natán, a pesar de juzgar y reprender con dureza a David, nos damos cuenta que esto fue completamente necesario ya que David se arrepintió de su pecado y se volvió a Dios. Pregunta ¿Qué hubiese ocurrido con David y todo el reino si Natán no condenaba la situación?

5.- Conclusión

La práctica del juicio no es mala ni tampoco un pecado, siempre y cuando se haga un uso correcto del mismo, es decir, como Dios manda a través de la Biblia. Si vamos a juzgar algo, siempre debemos hacerlo con misericordia, justicia y con todas las evidencias necesarias.

El juicio como herramienta es completamente necesario y útil para resguardar al rebaño de lobos rapaces, o bien para aplicar disciplina. ¡Pero ojo con los excesos!

Por lo general, el hombre se resiste al juicio cuando es pronunciado contra él. Cuando alguien lo reprende, tiende a reaccionar con un abierto rechazo, tal como fue rechazado Lot por los habitantes de Sodoma y Gomorra (Génesis 19:9), o Moisés cuando increpó a un hebreo que maltrataba a otro (Éxodo 2:13-14). No nos desanimemos si nos hallamos en esta situación, antes debemos asumir que somos seres falibles y la corrección es buena medicina.

En lo cotidiano, a veces juzgamos a un hermano por que alguna de sus actitudes o hechos no nos parecieron bien del todo, y cuando se comparte esa opinión con otros sin el implicado presente, acarrea murmuración. Lo que se hace en estos casos es hablar directamente con el hermano (Mateo 18:15) y evitar la murmuración. Por esto y por mucho más se debe hacer uso del juicio de una manera prudente y justa.

Sobre la manera de aplicar un justo juicio, hay mucho que decir. Por ahora lo dejaremos hasta aquí, a ver si en otra publicación seguimos tratando este interesante tema.

Dios te bendiga

Dispositivos

Culto evangélico con dispositivos electrónicos

DispositivosEl pasado domingo 20 de febrero, en la Catedral Evangélica de Chile se celebró un culto distinto al que varios estamos acostumbrados: se utilizaron dispositivos electrónicos – tales como celulares, tablets y netbooks – para la celebración del culto, con tal de dar a los asistentes el acceso a los textos bíblicos y material usado durante el culto via Bluetooth, Wi-Fi, u otras formas de comunicación inalámbrica.

Si bien ese culto consistió sólo en un experimento para conocer cómo funcionaría un culto basado en estas tecnologías, vislumbrando el futuro cercano conviene preguntarnos ¿hasta que punto los modernos dispositivos electrónicos nos serían beneficiosos o perjudiciales en nuestros cultos?

La Biblia electrónica en los púlpitos
¿Qué tal si vemos a algún predicador usando un tablet en vez de una Biblia en papel al momento de predicar la palabra de Dios? Creo que no hay nada de malo en hacer uso de biblias electrónicas, ya que la palabra de Dios sería la misma, no cambiaría, pues sólo cambia el medio.

Así y todo, creo que si bien se podrían utilizar de vez en cuando estos dispositivos electrónicos para predicar la palabra, no dejaremos de utilizar las biblias en papel, por lo menos por un buen tiempo, pues aún el papel cumple un rol que dada sus características, la electrónica no es capaz de suplir.

Por lo tanto, si vemos a algún predicador portando en sus manos un dispositivo con una Biblia electrónica, en ello no hay ningún pecado. El pecado pasaría por otros factores, como por ejemplo, con la ostentación.

En cuanto a esto, hace tiempo atrás, un seudo predicador se veía en televisión haciendo uso de un MacBook para predicar en el púlpito, lo cual resultaba chocante, no por no usar una Biblia en papel, sino porque el aparato que usaba era claramente un símbolo de ostentación que visiblemente no ayudaba en nada a la hora de predicar.

Aquel predicador de la prosperidad se veía a ratos muy complicado con el aparato, sin embargo, tenía que tener uno de esos para ostentar su prosperidad material. Muy mal.

La palabra no cambia
Bien dijo el Señor cuando afirmó que sus palabras no pasarán:

“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.” (Marcos 13:31)

La palabra de Dios nunca cambiará, pero los medios que la portan sí cambian. Los medios han ido evolucionando, y quizá cada cambio representó un disgusto para parte del pueblo cristiano de su época. Pensemos en la invención de la imprenta, quizá generó polémica y desconfianza en más de algún cristiano de aquel tiempo que estaba acostumbrado a las Escrituras en manuscrito

Algunos dicen que con este cambio al formato digital se está cambiando la verdad, que se está cambiando la palabra, pero en realidad la palabra sigue siendo la misma, sólo que en otro formato.

PapiroP46

Miremos un poco las cosas que sucedieron antes, pues son las mismas de ahora: Lo que fue escrito en las tablas de la ley de Moisés, primeramente estuvo en piedra, después fue traspasado a papiro, después en pergaminos, y posteriormente a papel. Hasta entonces todo era manuscrito, pero con la invención de la imprenta todo eso quedó en el pasado, pues casi todas las Biblias las encontramos con letra impresa. Hoy estamos en medio del formato digital, en donde las letras además de ser manuscritas e impresas, son electrónicas.

¿Un culto completamente digital?
Con las herramientas tecnológicas que existen hoy en día, es posible realizar “lo mismo” que se hace en las reuniones de las iglesias, en forma remota y con la ayuda de dispositivos móviles, lo cual implicaría la realización de cultos a miles de kilómetros de distancia.

¿Sería lo mismo un culto remoto a un culto con cristianos reunidos físicamente en un lugar? Puede ser que debido a circunstancias realmente extraordinarias, como por ejemplo, la imposibilidad de viajar a un lugar de reunión, esta modalidad resultaría útil, pero en general, no sería de mucho provecho, pues se requiere un lugar para el contacto en persona de los hermanos en torno a la presencia del Señor. Esta comunión física y espiritual es inigualable.

Conclusión
Es importante que la Iglesia se atreva a abrir espacios en medios electrónicos, lo cual tiene muy buena acogida especialmente entre los más jóvenes. La iglesia debe ser una organización actualizada, y no ha de confundir el concepto de santidad con lo meramente antiguo.

Por otro lado, todo tiene su límite, y cuando se cae en la ostentación se pierde todo buen propósito. Además, si se pretende reemplazar los cultos con presencia física de los hermanos a un espacio virtual, se traspasa el límite de la comunión de la Iglesia. Así y todo, la Iglesia debe abrir espacios virtuales para que los que por motivos de fuerza mayor no puedan participar físicamente en los cultos, por lo menos puedan hacerlo virtualmente, sólo para casos excepcionales, pues no hay nada como estar reunidos con los hermanos en torno al Señor .

“¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!” (Salmos 133:1)

Dios te bendiga

Links:
Diario La Nación: Evangélicos estrenan el culto 2.0: La palabra de Dios en un click
http://www.lanacion.cl/evangelicos-estrenan-el-culto-2-0-la-palabra-de-dios-en-un-click/noticias/2011-02-20/182808.html

Terremoto

Terremoto en Chile: ¿Qué haremos los cristianos?

TerremotoComo muchos sabrán, durante la madrugada del sábado 27 de febrero, un terremoto de magnitud 8,8 (uno de los más grandes de los que se tenga registro) afectó a gran parte de la zona centro sur de Chile, dejando numerosas pérdidas humanas y materiales.

Eran pasadas las 03:30 hrs. de la madrugada y yo aún me encontraba en pie. Cuando ya me iba a acostar, lo que empezó como un temblor habitual, se transformó en un sismo interminable que subía en intensidad a medida que pasaba el tiempo.
La tierra se movía de lado a lado con una violencia que nunca sentí, la adrenalina por el cuerpo, y el clamor a Dios en los labios, pidiendo sobre todo por las personas que en ese momento estaban peligrando sus vidas.

Me acordé de lo dicho por el profeta Isaías:

“Temblará la tierra como un ebrio…” (Isaías 24:20)

Y es que en realidad la tierra se movió como un ebrio, pero con gran violencia, aunque aún no es el fin.

Nosotros y nuestras familias quedamos bastante bien después de todo acá en Santiago; vidas a salvo y las viviendas en pie con alguna que otra pérdida material menor. No así fue el caso de muchos que lo perdieron todo, aún sus propias vidas, y la mismísima salvación del alma.

Muchas almas partieron a la eternidad sin Cristo en una sola noche, personas de todas edades que no pensaron que su hora les llegaría. Está claro que debemos estar preparados para estar en la presencia de Dios.

Esta es una situación que amerita a que los cristianos nos movamos. ¿Qué haremos? Está bien dar gracias a Dios porque nosotros salvamos ilesos, pero no nos quedemos ahí… también hay que sufrir con el que sufre y preocuparse por él.

Rogamos a todos los hermanos que nos ayuden con su oración, y si les es posible, con ayuda material o con su servicio en terreno.

Las iglesias deben organizarse y sus miembros deben unirse para ir en ayuda del necesitado, y para ello la comunicación es fundamental. No nos olvidemos de los damnificados, y sobre todo, los que pertenecen a nuestra familia de la fe.

“Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.” (Gálatas 6:10)

Conozco a muchos hermanos en Cristo que son de la zona devastada, y a Dios gracias, hasta ahora no hemos tenido reportes de pérdidas de vidas humanas entre nuestros conocidos cristianos. Sin embargo, es preocupante la situación de otros de los cuales no tenemos noticias. Roguemos a Dios que se encuentren bien. Fuerza amigos y hermanos de Bauchavisuales, Formador(Julio Acuña), y tantos otros de Concepción, Tomé y alrededores…

[ Actualización: Gracias a Dios, nuestros amigos de los blogs Bauchavisuales y Formador, se encuentran sanos y salvos! En los enlaces pueden ver sus testimonios – 08/03/2010 ]

En resumen:

– Si puedes, da todo lo que Dios ponga en tu corazón para los damnificados, y primeramente, a tus hermanos en Cristo, porque son tu familia.
Comuniquémonos, abramos espacios en Internet para que estemos todos al tanto de lo que sucede con todos los miembros de la Iglesia de la zona siniestrada. Todos somos una familia y los afectados merecen nuestra preocupación.
– De todo lo malo, tenemos una oportunidad. Tenemos la oportunidad de que el Señor nos use para ayudar al que lo necesita y para unirnos en un mismo sentir, como en la Iglesia apostólica.

Dios te bendiga y te cuide

Donacion

Donación universal de órganos a un paso de ser ley en Chile

DonacionA los que nos interesa el tema, en Chile se está tramitando un proyecto de ley que crea la figura del donante universal, la cual establece que todo individuo mayor de edad ya es donante por defecto, a no ser que deje constancia de lo contrario por alguno de los medios establecidos por la ley.

* Actualización: Ya es ley (Ley N° 20.413) – [06/01/2010]


Pues bien, ya ha pasado el tiempo, y este proyecto de ley ya fue aprobado por la Cámara de Diputados en forma unánime, faltando sólo la firma de la Presidenta Michelle Bachelet para convertirse en ley, lo cual, según el ministro de salud, Álvaro Erazo, estaría listo en unas tres semanas más.

Como cristianos, el tema debería interesarnos y/o preocuparnos, ya que el debate sobre la legitimidad de la donación en vida o en muerte cerebral, hasta el día de hoy genera controversias, dado que podemos faltar a la voluntad de Dios si aquello no es permitido para nosotros.

¿Se puede o no se puede donar órganos? El debate aún esta abierto…

Tema aparte son las implicaciones éticas y las teorías conspirativas que generan temores a los malos usos que se pueden dar con esta ley, los cuales causan malestar y desconfianza en muchos ciudadanos que se oponen a la donación por defecto.

Sea como sea, mi deseo es estar siempre en la voluntad de Dios, y para ello, guiado a través de su palabra: la Biblia.

Artículo relacionado: Donación de órganos y la Biblia: Tu opinión

* Actualización: Ya es ley (Ley N° 20.413) – [06/01/2010]

Dios te bendiga

¿Diezmo obligatorio para la Iglesia? Tu opinión

Mientras esperamos llegar a consenso en cuanto al tema de la donación de órganos, quiero abrir un nuevo tema de debate en el cual quiero conocer la opinión de cada uno de ustedes, y el tema es sobre el diezmo, y si este es obligatorio o no.

Desde que pertenezco a la Iglesia, el tema del diezmo siempre ha sido uno de los más polémicos y debatidos. Y es que toca temas muy sensibles: el dinero, la corrupción, la transparencia y la verdad, entre otros.

La motivación de este artículo es que podamos llegar a consenso y de una vez poder dar claridad a muchos que viven angustiados a causa de no poder dar los diezmos, teniendo la duda en que si lo que hacen o dejaron de hacer es bueno o malo ante los ojos de Dios.

Muchos predicadores citan Malaquías 3:8-10, teniendo al pueblo que no diezma como ladrón, y entre los aludidos, hay unos que se angustian, otros se enfadan, y otros parecieran no escuchar. Evidentemente, ninguno de estos resultados son deseables, pues si se demuestra la obligatoriedad del diezmo, el resultado debe ser el arrepentimiento, y si no, libertad de conciencia.

Para definir y acotar el tema, entenderemos por “diezmo” la décima parte de los ingresos de una persona, la cual se da para el Señor, ya sea para el pastor, iglesia en general, etc.

Entonces pregunto:


¿Es obligatorio el diezmo en este tiempo para la Iglesia como lo fue para el pueblo de Israel en el Antiguo Testamento?


¡Bienvenidos y valiosos son sus comentarios, que Dios les bendiga!

Jóvenes cristianos y la lucha en la universidad

jovenes cristianos universidad

En días en donde muchos jóvenes inician una nueva etapa al entrar a la educación superior, muchos padres y aún sus propios hijos manifiestan un grado de temor al momento de preguntarse ¿Qué va a pasar conmigo cuando ingrese a la universidad? ¿Seguiré siendo cristiano?

Y es que a estos jóvenes se les ha platicado de testimonios sobre casos de otros jóvenes cristianos, los cuales, al entrar a la universidad se fueron de la Iglesia, y ya no siguieron el camino de Cristo, en pos de filosofías humanas o vanas diversiones. De hecho, en algunas encuestas el ingreso a la universidad es uno de los motivos por los cuales los jóvenes abandonan las congregaciones cristianas.

Algunos pastores, incluso, ya han considerado una verdadera amenaza a toda institución de educación superior, y exhortan a padres y a hijos a no concurrir a ellas.

Pero por supuesto, el motivo del ingreso a la universidad no es la causa por la que algunos jóvenes desisten de seguir adelante en la Iglesia, sino que lo que ocurre en el interior de cada joven universitario. Y es que en dichas instituciones se pueden presentar amenazas que van desde las tentaciones que ofrece el mundo, hasta el ataque de las doctrinas cristianas que sofocan la fe de algunos.

En el ambiente de estudio universitario, se respira un ambiente de reflexión que llevan a preguntas y respuestas de todo tipo, en las más variadas esferas de la vida del ser humano. Es un lugar en donde las ideas de diverso tipo circulan y se difunden entre todos sus miembros… inclusive las ideas ateístas o de doctrinas sectarias, las que están muy de moda por varios de estos círculos.

Allí, nuestros jóvenes son entrenados para pensar y razonar, y a generar un grado de intolerancia hacia las respuestas sin fundamento; es decir, el “porqué sí” ya no es aceptable como una respuesta a las dudas de estas personas.

¿Qué pasa con nuestros jóvenes cristianos en esos lugares?

Es ahí en donde se pone a prueba la convicción de sus creencias en la fe cristiana. Es ahí en donde pueden crecer o morir espiritualmente, es un campo de batalla, sólo apto para personas preparadas para ello.

¿Cuándo el joven está preparado?

Simplemente cuando ya no tiene temor de perder su fe. En este caso, ya se ha generado una convicción, con la cual el cristiano puede compartir su fe, debatir y responder preguntas con confianza y seguridad en quién ha creído. Aquel joven tiene claro su primer amor: Dios por sobre todas las cosas. Al amar a Dios, aquel amor echa fuera todo temor, pues como dice la Biblia:

“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.” (1 Juan 4:18)

El joven debe ser perfeccionado en el amor de Dios, pues en el amor no hay ningún temor. Pero, ¿Cómo amaré a quien no he conocido? Y es aquí en donde recién hemos llegado al verdadero problema de fondo: Los jóvenes universitarios que renuncian a su fe cristiana, lo hacen porque no amaron a Dios, pues nunca le conocieron, y por esta causa se alejan del Camino, pues nunca tuvieron convicciones que les afirmasen en su fe al momento de enfrentar argumentos ateístas o de diversas corrientes ideológicas anti cristianas.

El desafío está puesto

Es el deber de las familias cristianas y de la Iglesia, la preparación de sus hijos y jóvenes para enfrentar el mundo de la universidad. Los líderes deben abrir espacios para enfrentar esta situación y poder afirmar a estos jóvenes, orientándolos y respondiendo a sus inquietudes de una manera convincente, para que ellos, a su vez, puedan llevar el evangelio a sus compañeros de estudio.

Para nuestra preparación existe muchos recursos que están a nuestro alcance, y entre ellos no quiero dejar pasar la oportunidad de la recomendación que nos hace Orlando Inagassobre este sitio, el cual tiene material bastante útil orientado precisamente a jóvenes estudiantes.

Líderes y padres: Prepárense para preparar a sus jóvenes, ya que ante tantas ideologías, la firmeza de la doctrina bíblica que ustedes le traspasen a sus jóvenes verán su fruto…

Joven: Si te has decidido a entrar al mundo de la educación superior, no importando cual sea el título profesional al que aspiras, siempre ten firme la profesión del evangelio:

“Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.” (Hebreos 10:23)

Dios te bendiga.

Think

Dogmas evangélicos

ThinkUn dogma se puede definir como una doctrina declarada como cierta e indudable, es decir, no admite cuestionamientos ni explicaciones sobre su veracidad.

Hoy en día, existen muchas enseñanzas rondando por diversas congregaciones que tienen poco de bíblico. Comprobamos el cómo una gran variedad de frases han salido por púlpitos, afirmando que son bíblicas, cuando realmente no lo son.

Para tener una pureza doctrinal delante de Dios, creo que es imprescindible el cuestionamiento de todas las cosas que involucran nuestras creencias, es decir, hacernos la pregunta ¿Esto es bíblico? ¿Es de Dios? ¿Por qué?

Cuando nos atrevemos a dudar sobre alguna enseñanza que alguna vez nos dieron, y confrontar con la Biblia dichas enseñanzas, nos encontraremos con diferentes reacciones entre nuestros consiervos: unos reaccionarán a la defensiva, y otros, con mansedumbre y buena voluntad.

Resulta que muchos han tendido a tomar la primera postura, esto es, a la defensiva contra todo aquel que se atreva a preguntar, cuestionar o dudar sobre determinada enseñanza.

Al que pregunta y se atreve a cuestionar una doctrina dogmática se le tiene como a un endemoniado, como a alguien que se dejó arrastrar por vientos de doctrina diversos, por escuchar muchos predicadores de la radio, por estar metido en Internet, por no orar, etc.

Hemos vuelto a los tiempos de la inquisición católica romana, pero en las esferas del cristianismo evangélico.

¿Por qué algunos no son capaces de responder a cuestionamientos con sabiduría y mansedumbre? Pueden haber diversos motivos, pero creo que el mayor es el temor (no el temor de Jehová), el miedo a ser confrontado con su ignorancia en cuanto a su solidez bíblica… en definitiva… el temor a ser descubiertos en una doctrina equivocada; el temor a tener que reconocer que predicaron durante años algo errado.

Por poner un ejemplo, veamos lo que pasa con la doctrina de la Trinidad. Es cosa de darse vuelta por algunos foros y darse cuenta que cuando alguno pregunta sobre este tema, el foro se vuelve en un tribunal inquisidor. También ocurre con los que profesan el unicitarismo, con los dualistas, etc, etc. Son muy pocos los que son capaces de responder con mansedumbre y sin menospreciar a nadie.

La Biblia es clara en cuanto a cual debe ser nuestra actitud hacia las personas que dudan sobre alguna cosa, pues ¿qué dice Judas 1:22? A algunos que dudan.. ¿condenarlos? (“demonio tiene”) ¿reprenderlos? (“¡Arrepiéntete de tu duda!”) ¿ungirlos? (así le saldrá el demonio preguntón) ¿orar por ellos? (“Pobre de ti”) ¿menospreciarlos? (“No se te ha revelado como a mi”) ¿mandarlos a orar? (“Yo no te tengo que responder, pídeselo a Dios”)
¡NO! La respuesta correcta es: ¡convecedlos!

“A algunos que dudan, convencedlos.” (Judas 1:22)

Pero claro, para convencer a alguien, se debe tener argumentos… para tener argumentos se debe leer la Biblia, para entender la Biblia se debe orar… y lo más fácil para muchos es condenar al preguntón, y de esa manera sofocará todo intento de rebelión de estudio bíblico entre el pueblo.

Y la Biblia nos manda a que debemos estar preparados para responder a cada cuestionamiento con razones:

“… estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros;” (1 Pedro 3:15)

Nótese que las “razones” no son del tipo “yo siento”, o “yo soñé”, “me fue revelado”, etc. Las razones son argumentos bíblicos. Y si a eso le añadimos la mansedumbre y reverencia…. ¡Vaya que son pocos los siervos de Dios!

Entonces, los argumentos van con razones. Sin razones, no se pueden responder preguntas, y sin responder preguntas, no se convence a los que dudan.

¿Qué harás tú con los que dudan?

Por lo menos yo en este año me he visto en la necesidad de poner temas que son controversiales, pero necesarios para una verdadera sana doctrina. Muchos se lo van a tomar a mal (espero que no), pero a todos mis amigos les pido que me comprendan en cuanto a esto, y que ante toda pregunta o tema sensible, reconozcamos siempre la verdadera respuesta de Dios en la Biblia.

Dios te bendiga

Como los de Berea, Tesalónica o Galacia

como los de Berea

Es preocupante ver el modo en que muchas personas reciben una predicación o mensaje. ¿Qué tal si esa persona que estamos escuchando nos está mintiendo acerca de la fe? ¿Qué tal si está equivocada?

Vivimos en tiempos de confusión doctrinal, en donde el mundo entero busca la tan preciada “verdad” del evangelio. Ante esta demanda, muchos han salido por el mundo a anunciar su verdad, su evangelio, su fórmula de la verdad.

Sectas han proliferado, aprovechando una tremenda falencia existente en muchas personas: la falta de voluntad para comprobar que tan verdadero es lo que se está predicando.

Esta falta de voluntad se puede apreciar en distintas formas; desde la completa flojera para comprobar por sí mismos si lo que se dice es verdadero o no, hasta el cierre de mente y corazón a todo lo que cuestiona su fe ya implantada.

Ante esta situación conviene recordar la historia bíblica, la cual nos enseña cómo debemos recibir una predicación (sea de quién sea). En este caso, veremos cual fue la actitud de los hombres y mujeres de Berea, los cuales a pesar de tener arraigada su religión judía basada en la ley de Moisés, de todos modos se mostraron solícitos para recibir el mensaje cristiano, en este caso, de los labios del apóstol Pablo.

Esta historia se relata en Hechos 17: 10-12, y específicamente en verso 11 dice sobre los habitantes de Berea:

“Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.” (Hechos 17:11)

Cabe destacar dos actitudes notables de los de Berea respecto a la predicación de Pablo:

1) Recibieron la palabra “con toda solicitud”.
2) Escudriñaron las Escrituras cada día para comprobar la predicación de Pablo.

De este modo, en una situación de predicación, podemos notar tres tipos de creyentes que toman actitudes diferentes:

1) Los que no les interesa, no escudriñan, y rechazan el mensaje; como muchos de Tesalónica (Hechos 17:1-9).
2) Los que sí escudriñan y se interesan en el mensaje; como los de Berea.
3) Los que no escudriñan y reciben el mensaje livianamente; como los de Galacia (Gálatas 1:6).

Notemos que los judíos eran religiosos que conocían las Escrituras, y Pablo venía anunciando que Jesús es el Cristo. Ante este mensaje, los judíos de Tesalónica le rechazaron, pero los de Berea tomaron el mensaje y lo examinaron.

Este hecho les hizo ser “más nobles” que los de Tesalónica.

En contraste, los hermanos de Galacia recibieron el mensaje de un “evangelio diferente”, aceptándolo sin reparos.

Lo que ocurrió en Tesalónica se repite hoy en día. Muchas personas se aferran a su religión, o conjunto de doctrinas, las cuales se tornan incuestionables. Y si alguno cuestiona los aspectos de su fe, estas personas no dudarán en atacar a quien se atreva a plantear una idea distinta, así como atacaron a Pablo.

Así mismo, se repite el caso de Galacia, en donde muchos no se tomarán la molestia por analizar y escudriñar las Escrituras para ver si el mensaje que escucharon es verdadero o no; simplemente lo aceptarán y aunque el predicador diga: “Soy Jesucristo”, le creerán y le dirán “Amén” a un montón de aberraciones. Muchas sectas se han aprovechado de esto.

Gracias a Dios, también existen hoy en día hermanos que son nobles como los de Berea y que ante cualquier predicación (sea de alguien conocido o no), recibirán el mensaje, lo examinarán y comprobarán a través de las Escrituras si las cosas son así o no, con toda solicitud, y sin temor a cuestionamientos.

Entonces ¿Cómo recibirás el próximo mensaje o predicación que escuches o leas? ¿Te cerrarás como los de Tesalónica, te abrirás como los de Galacia o analizarás como los de Berea?

Dios te bendiga

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Requisitos del obispo de la Iglesia

Obispo5BBlog5DPara establecer a los ministros que tienen la función de supervisar, vigilar y administrar el rebaño de Dios, esto es, a los obispos, pastores o ancianos, se debe seleccionar a aquellos hermanos que tengan el anhelo de serlo (1 Timoteo 3:1), y que además cumplan con una serie de requisitos, con el fin de tener seguridad de que su nombramiento sea producto de la voluntad del Espíritu Santo y no de un mero capricho humano.

El obispo no debe ser necesariamente un hombre perfecto y sin pecado, pues tal hombre no existe; pero de todos modos, este hombre al menos debe cumplir con los siguientes requisitos que se exponen a continuación.

Según 1 Timoteo 3:1-7, y Tito 1:5-9, es necesario que el obispo sea:

1.- Irreprensible
Un obrero aprobado que no tiene de qué avergonzarse (2 Timoteo 2:15).

2.- Marido de una sola mujer
Aparte de exigirse su condición de casado, a no ser que tenga don de continencia (1 Corintios 7:9), no puede estar casado con más de una mujer. Así y todo, hoy en día existen pastores divorciados y casados por más de una vez.

3.- Sobrio
Persona templada, moderada, sin adornos superfluos.

4.- Prudente
Moderado y cauteloso en su actuar.

5.- Decoroso
El obispo debe tener honra, estimación y respeto entre los que le conocen.

6.- Hospedador
Debe ser solícito en cuanto a acoger personas en su hogar, así como nos exhorta Hebreos 13:2.

7.- Amable
Debe ser digno de ser amado, demostrando afabilidad, complacencia y afectuosidad. Una persona con la cual se sienta bien su compañía.

8.- Apacible
Tranquilo y manso ante toda provocación, así como Moisés era considerado el más manso que todos los hombres que había sobre la tierra. Posteriormente Jesucristo mismo nos enseña “aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón” (Mateo 11:29).

9.- Amante de lo bueno
El que ama lo bueno, se empeña en hacer lo bueno.

10.- Justo
Sus actos y juicios deben ser justos, mostrando repudio por la injusticia de todo tipo, no dando aval a situaciones injustas.

11.- Santo
En comunión con Dios y apartado del mundo (Santiago 4:4-5).

12.- Dueño de sí mismo
Ser dueño de sí mismo incumbe todos los aspectos del dominio propio, tanto en lo espiritual, emocional y carnal. Por ejemplo, si el aspirante a obispo tiene serios problemas para controlar su apetito y come en exceso, no tiene dominio propio y no es dueño de si mismo (Romanos 13:13).

13.- Apto para enseñar
No basta con tener conocimiento, sino que éste se debe entregar de una manera tal que se comprenda, y para que ello ocurra, el obispo debe tener el don de enseñanza y exhortación (Romanos 12:6-8).

14.- Retenedor de la palabra fiel
El obispo debe retener la palabra tal como ha sido entregada, con el fin de enseñarla con toda su pureza, sin añadirle ni agregarle a lo que está escrito.

15.- No soberbio
Esto es, no debe ser altivo; que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener (Romanos 12:3).

16.- No iracundo
El obispo no puede dejarse dominar por la ira, la cual tiene que estar fuera de todo creyente (Efesios 4:31).

17.- No dado al vino
El obispo no puede ser alcohólico.

18.- No pendenciero
En su personalidad, el obispo no puede ser dado a riñas.

19.- No codicioso de ganancias deshonestas
El obispo no puede tener (ni desear) ingresos monetarios cuyas fuentes son deshonestas, fraudulentas o ilegales.

20.- No avaro
El obispo no debe tener el afán desordenado por poseer y adquirir riquezas para atesorarlas, sino que debe ser dadivoso.

21.- No un neófito
El obispo debe ser un hombre experimentado, con experiencia y trayectoria en la vida cristiana.

22.- Debe gobernar bien su casa
Así como esté el hogar del obispo, así estará la iglesia que pastoree, pues “el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?” (1 Timoteo 3:5).

23.- Debe tener a sus hijos en sujeción, que sean creyentes y que no estén acusados de disolución ni de rebeldía.
Así como enseña a sus hijos en su hogar, así enseñará a la iglesia. De este modo, si los hijos son desordenados y rebeldes, los creyentes de su iglesia también lo serán. Es por esto que es necesario que antes de nombrar a un obispo a cargo de una iglesia, se analice el hogar de éste y a sus hijos, pues así como son ellos, así será la iglesia que administre.

24.- Debe tener buen testimonio de los de afuera
Es necesario que el obispo sea bien visto por “los de afuera”, es decir, por los que no son creyentes, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo. Lamentablemente, algunos ministros ejercen el obispado con el descrédito de los no creyentes debido a algún pecado cometido en el pasado, cuyas consecuencias tuvieron fuertes repercusiones, dando lugar para que el evangelio sea blasfemado, y a la vez, dando motivos (no justificables delante de Dios) para el no acercamiento de estos a la iglesia.

¿Muchos requisitos? No lo creo, pues tales características son las que debe tener todo cristiano que tiene frutos del Espíritu, en mayor o menor medida, pero deben estar presentes completamente en los que anhelan el obispado.

¿Es usted obispo? ¿Cumple con todos estos requisitos? ¿En tu iglesia se cumple este mandato bíblico? ¿Anhelas ser obispo o pastor? Bien haces, pero cumple con lo que Dios te pide.

En muchos casos se obedece a visiones y sueños al momento de nombrar a un obispo, pero si éste no cumple con estos requisitos ¿Se contradice Dios entre sus revelaciones y su palabra?

¡Bendiciones!