Los hijos del diablo

Entonces, si algunos son hijos de Dios, ¿Qué son los demás?
¿Estás seguro que eres hijo de Dios? ¿O eres hijo del diablo?
Para Dios las cosas son así: Eres o no eres. Si no eres hijo de Dios, entonces le perteneces a otro personaje, aunque creas que no perteneces a nadie, en realidad si le perteneces a alguien y sigues sus deseos, y no los tuyos.
Muchos creen que un hijo del diablo es un ser anticristo, casi mitológico, que se caracteriza por poseer poderes sobrenaturales, los cuales ocupa para hacer maldad y cuyo deleite sería destruir la raza humana…. Algo así como el legendario Demian, personaje hollywoodense que aparecía en “La profecía”. Claro, cualquiera pensaría que ese niño es un verdadero hijo del diablo.
Pero ¿has pensado en la posibilidad de que quizá tú mismo puedas ser un hijo del diablo?
¡Si! Eso mismo estoy preguntando…
He escuchado y leído muchos comentarios acerca de personas que se sienten sumamente ofendidas cuando alguien los llama “hijo del diablo” o “pecador”. Y salen algunos términos como “retrógrada”, “intolerante”, “falta de amor”, “no hay que juzgar” y cosas por el estilo. Sin embargo, le guste a quien le guste, debemos dar a conocer las cosas como realmente lo son, siempre a través de
Veamos…
¿Quiénes son hijos del diablo?
En una ocasión, Jesús denunció públicamente a unos hombres pertenecientes a la secta de los fariseos (personas que parecían ser muy santas, ya que eran muy religiosos) y discutieron de esta forma:
“… Entonces le dijeron [los judíos a Jesús]: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios. Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais… Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira”. (Juan 8:41-44)
Todo el mundo dice ser hijo de Dios. Pero Jesús nos enseña que los hijos tienen los mismos deseos que sus padres, porque “los deseos de vuestro padre queréis hacer”.
Entonces seria bueno reflexionar en cuales son nuestros deseos. Los fariseos deseaban matar a Jesús y además hablaban mentira. Si nosotros hablamos mentira, estamos pecando, por lo cual ya tenemos un padre (desafortunadamente) el cual es el diablo, porque él es “padre de mentira” (Juan 8:44).
Ah, pero no estoy pensando en matar a nadie. ¿Seguro?
“Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él”. (1Juan 3:15)
¿Ya ves que no es necesario ser tan malo para ser un hijo del diablo? En realidad es muy sencillo.
Es más; de hecho, ninguna persona adulta puede exceptuarse de esta situación, ya que todos hemos pecado, es decir, todo aquel que peca es del diablo:
“El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio…” (1Juan 3:8)
Y bueno, esta claro también que no solo mentir y matar son los deseos del diablo, hay muchas otras cosas que la gente de este mundo desea y hace de una manera completamente “normal” y casi rutinaria; cosas a las que no le encuentran nada de malo hacerlas o desearlas, pero Dios si que las encuentra malas.
Solo con un ejemplo, podemos codiciar a una mujer viéndola pasar en la calle, y algunas personas cuando hacen eso, sienten que no hacen nada de malo. Pero Jesús dice:
“Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”. (Mateo 5:28)
Así que, si has pecado, arrepiéntete y cámbiate de bando, para que de ser un hijo del diablo, pases a ser un hijo de Dios.
“Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio” (Hechos 3:19)
El arrepentirse es aceptar que estamos mal con el deseo de cambiar, y la conversión es el acto de volverse a Dios, esto es, obedeciendo a su palabra.
Te invito a que dejes de ser hijo del diablo y pases a formar parte de la gran familia de Dios, solamente tienes que recibir a Jesucristo como tu Señor y Salvador.
Si aceptas a Jesucristo, serás trasladado del reino de las tinieblas al reino de Dios:
“… el cual [el Padre] nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo” (Colosenses 1:12-13)
Hazlo ahora, que hay tiempo, Dios está tocando la puerta de tú corazón…
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”. (Apocalipsis 3:20)
Dios te bendiga.
Mira también : ¿Quieres ser salvo?, ¿Todos somos hijos de Dios?
Estaré atento a cualquier duda, corrección, comentario u aporte. Gracias.
Coctelmarx
Siempre es interesante el debate en torno a la etica con una mirada amplia y filosofica , pero disculpame esto no resiste analisis