Desde que pertenezco a la Iglesia, el tema del diezmo siempre ha sido uno de los más polémicos y debatidos. Y es que toca temas muy sensibles: el dinero, la corrupción, la transparencia y la verdad, entre otros.
La motivación de este artículo es que podamos llegar a consenso y de una vez poder dar claridad a muchos que viven angustiados a causa de no poder dar los diezmos, teniendo la duda en que si lo que hacen o dejaron de hacer es bueno o malo ante los ojos de Dios.
Muchos predicadores citan Malaquías 3:8-10, teniendo al pueblo que no diezma como ladrón, y entre los aludidos, hay unos que se angustian, otros se enfadan, y otros parecieran no escuchar. Evidentemente, ninguno de estos resultados son deseables, pues si se demuestra la obligatoriedad del diezmo, el resultado debe ser el arrepentimiento, y si no, libertad de conciencia.
Para definir y acotar el tema, entenderemos por “diezmo” la décima parte de los ingresos de una persona, la cual se da para el Señor, ya sea para el pastor, iglesia en general, etc.
Entonces pregunto:
¿Es obligatorio el diezmo en este tiempo para la Iglesia como lo fue para el pueblo de Israel en el Antiguo Testamento?
¡Bienvenidos y valiosos son sus comentarios, que Dios les bendiga!